La finalidad última de este tema podemos resumirlas con estas palabras del cardenal Van Thuan, verdadero mártir en vida tras
13 años de prisión: «Si logramos reconocer en cada sufrimiento personal una sombra del infinito dolor de
Cristo y cada vez que se presenta no lo alejamos de nosotros, sino que lo acogemos en nuestro corazón
como si lo acogiéramos a Él, y si luego, olvidándonos de nosotros mismos, nos lanzamos a hacer lo que
Dios nos pide en ese momento, en el prójimo que nos pone delante, dispuestos solo a amar, veremos
que el dolor se desvanece como por encanto y que en el alma permanece solo el amor» (citado por M.
A. Velasco, La luz brilla en las tinieblas, Palabra, 2015, pág. 112).
Sesión 1: (Necesitamos llenarnos de esperanza y debemos reconocer la misericordia de Dios a lo largo de la Historia)
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1.- Lee el fragmento de la Pasión de Jesús según san Juan (Jn 19,1-30) y enumera los principales hechos y acontecimientos que tuvieron lugar en la Pasión del Señor.
2.- Responde:
- ¿Hay amor más grande que el estar dispuesto a dar la vida por otra persona?; ¿Cuál crees que es el motivo de la Pasión de Cristo?
- ¿Crees que eres feliz?; ¿De qué depende tu felicidad?
- Enumera los motivos o las causas de tristeza, desesperanza y desconsuelo que podemos encontrar en nosotros mismos o en la gente que nos rodea
3.- Realiza las actividades (1-6); páginas 46-47
Sesión 2: (La figura mesiánica del Siervo de Yavé)
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La búsqueda del consuelo y de la esperanza la encontramos en la fidelidad a la Alianza. Dios es siempre fiel a su Alianza; el hombre, sin embargo, una y otra vez rompe esa alianza con Dios a través del pecado. No obstante, nuestra mirada debe estar puesta en la fidelidad de Dios, no en nuestra debilidad. Ahí es donde encontramos el sentido cristiano de la esperanza.
Pues bien, con Jesucristo se sella la Nueva Alianza. Es el Mesías prometido a David, pero no será lo que los judíos
esperan: un guerrero libertador. Frente a esa visión triunfalista, el libro de Isaías nos entrega los cuatro
pasajes de los cánticos del Siervo de Yahvé, donde el elegido de Dios triunfa y es glorificado, pero a
base de sufrir cruelmente por los demás. Su lectura detallada y, sobre todo, su comparación con los
relatos unánimes de los evangelistas, permiten descubrir la profunda hondura del amor de Dios y de su
solución al problema del dolor y del desconsuelo.
1.- Busca, en el libro de Isaías, los cuatro pasajes de cánticos del Siervo de Yahvé y resume las características del mesías
2.- Realiza las actividades 7-11 (páginas 48 y 49)
Sesión 3: (Jesús es el Siervo de Yahvé)
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Jesús, el Verbo eterno de Dios, es el Siervo
de Yahvé. Une la profecía triunfante de Daniel del «Hijo del hombre» con la del «Siervo de Yahvé».
Jesús presenta la necesidad de beber un cáliz (cf. Mt 20, 22), metáfora bíblica que designa la pasión
(cf. Jer 25, 15-29; Ez 23, 32-34; Is 51, 17-23; Ps 75, 9) y anuncia reiteradas veces su muerte cruenta.
1.- Busca en la biblia los textos arriba citados y cópialos en tu cuaderno.
2.- Resume en dos enseñanzas el contenido de esos textos
3.- Realiza las actividades 12 a 18 (págs. 50-51)
Por último, debes descargarte esta ficha de ampliación y entregarla completa
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